“Las misiones te abren el corazón y la mente”: Cristóbal Zamora sobre misión pastoral en Bolivia
El estudiante de Ingeniería Mecánica Cristóbal Zamora formó parte de la delegación de la Pastoral PUCV que viajó hasta Santa Cruz, Bolivia, para vivir una experiencia de voluntariado e intercambio junto a la Universidad Católica Boliviana (UCB). Durante una semana, estudiantes y docentes participaron en actividades culturales, pastorales y recreativas que buscaron fortalecer la fraternidad y la fe latinoamericana. En esta entrevista, Cristóbal comparte los momentos más significativos de una experiencia que, según dice, “marcó profundamente su manera de mirar la vida”.
- ¿Cómo describirías tu experiencia como parte de la misión en Bolivia junto a la Pastoral?
Mi experiencia en Bolivia fue realmente maravillosa y muy llenadora para el espíritu. Fuimos un grupo de 30 jóvenes de la Pastoral, algunos ya nos conocíamos y otros se integraban por primera vez. Fue muy lindo compartir, conversar y crear nuevos lazos, fortaleciendo nuestra comunidad.
Al llegar, el intercambio cultural con los estudiantes de la Universidad Católica Boliviana fue increíble. Nos recibieron con una hospitalidad enorme, con mucha alegría y sencillez. Nos mostraron su país tal como es, compartiendo con orgullo su cultura, su diversidad natural y su exquisita gastronomía.
Si tuviera que resumir esta pasantía en pocas palabras, diría que fue algo único, muy especial, una experiencia “bacán”, como decimos acá, que me marcó profundamente. Conocer esa parte de Bolivia, su gente y su forma de vivir, fue algo que no olvidaré y que me encantaría que más jóvenes pudieran vivir también. - Durante la misión realizaron actividades de voluntariado, culturales y religiosas. Cuéntanos sobre estas actividades y cuáles te marcaron más y por qué.
Tuvimos la oportunidad de participar en distintas actividades culturales y pastorales. Conocimos pueblos indígenas, su gastronomía y su forma de vida. Visitamos diversas zonas de Santa Cruz de la Sierra, tanto el centro como sectores más alejados, donde compartimos con personas que trabajan en la elaboración de artesanías y que tienen un fuerte sentido de comunidad.
En lo pastoral, nos dividimos en grupos para misionar en distintos lugares. A mí me tocó servir en un centro penitenciario, una experiencia muy fuerte y significativa. Compartir con hombres y mujeres privados de libertad me permitió conocer su realidad desde dentro, conversar con ellos, acompañarlos en la capilla y comprender cómo viven su fe en ese contexto. También pude apreciar manifestaciones culturales como sus bailes y trajes típicos, lo que hizo de esta vivencia algo muy enriquecedor. - Desde tu mirada como estudiante de Ingeniería Mecánica, ¿qué aprendizajes o valores te dejó esta experiencia que crees que puedes aplicar en tu vida universitaria o profesional?
Esta experiencia me permitió valorar profundamente mi formación y todo lo que la Escuela y la Universidad nos entregan. En Bolivia pude comprobar el prestigio que tiene nuestra carrera y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, muy reconocidas por los estudiantes de la Universidad Católica Boliviana.
También me hizo reflexionar sobre los recursos y oportunidades que tenemos: un taller amplio, con gran variedad de máquinas e instrumentos, incluso varios equipos repetidos, algo que no siempre se ve en otros lugares. Al conocer otras realidades, comprendí que donde estudio puedo convertirme en una herramienta fundamental para la sociedad.
Hoy valoro mucho más la enseñanza, el tiempo y la dedicación de los profesores, los funcionarios y todo el entorno de la Escuela. Esta misión reforzó en mí la gratitud y el compromiso por aprovechar al máximo lo que tenemos. Por último, quiero contar un poco del aprendizaje que tuve visitando la empresa Empacar, una industria verde con un enfoque y una mirada hacia el cuidado de nuestra casa común. Fue una experiencia muy provechosa, especialmente desde la perspectiva de mi carrera. Esta empresa es una de las más grandes a nivel nacional y sudamericano, con lazos con Coca-Cola y otras industrias consolidadas a nivel mundial. Conocer su forma de trabajo y su compromiso con la sostenibilidad fue realmente inspirador.
- ¿Cómo fue el intercambio con los estudiantes y docentes de la Universidad Católica Boliviana? ¿Qué aspectos culturales o humanos destacarías de ese encuentro?
Tuve la oportunidad de compartir con un grupo de estudiantes de Ingeniería Mecatrónica y un docente de la Universidad Católica Boliviana. Conversamos sobre nuestras carreras, las asignaturas, las especialidades que nos interesan y sobre cómo, desde nuestra profesión, podemos contribuir al bien de la sociedad.
Algo que me marcó fue el enfoque pastoral que ellos dan a sus estudios. Me pareció muy valioso cómo vinculan su formación académica con la propuesta del Papa Francisco en el Pacto Educativo Global, buscando siempre poner el conocimiento al servicio de las personas. Esa mirada de compromiso social y humano me dejó una gran enseñanza.
También destaco la apertura y sinceridad con la que compartieron su realidad. Me mostraron su universidad, sus talleres y laboratorios, y sobre todo, su manera auténtica de vivir la fe y la ingeniería. Me quedo con una gran admiración por cómo integran lo técnico con lo humano. - Si tuvieras que invitar a otros compañeros de la Escuela de Ingeniería Mecánica a participar en futuras misiones, ¿qué les dirías para motivarlos?
Les diría que se animen, porque es una experiencia única y transformadora. Llevo un poco más de un año en la Pastoral y he participado en tres misiones: las de verano en Curacautín, las de invierno en El Quisco y esta última en Bolivia. Todas han sido distintas, pero cada una me ha dejado una huella muy profunda.
Las misiones te ayudan a abrir la mente y el corazón, a salir de tu zona de confort y a tener un encuentro íntimo con Dios. Son espacios donde todos somos hermanos y donde se aprende a mirar la vida desde una perspectiva más humana y solidaria.
La Pastoral está abierta para todos, sin distinciones, y ofrece muchas oportunidades de servicio: voluntariados, misiones o programas medioambientales como la Misión Verde. Es una experiencia llena de aprendizaje y amor al prójimo.
Y aprovecho de contarles que ya están abiertas las postulaciones para las misiones de verano en enero. Pueden revisar el Instagram de la Pastoral PUCV y, si tienen dudas o quieren saber más, pueden contactarme con toda confianza.
La experiencia de Cristóbal refleja cómo las misiones universitarias son espacios de encuentro donde se combinan la fe, el servicio y el crecimiento personal. Desde su mirada de futuro ingeniero, destaca la importancia de poner los conocimientos al servicio de las personas y valorar lo que entrega la Universidad. Una lección que, sin duda, trasciende fronteras.
