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Benito Rosas: “Si uno tiene ganas y apoyo, todo se puede”

A sus 22 años, Benito Rosas compite en el más alto nivel del remo chileno y, al mismo tiempo, cursa Ingeniería Mecánica en la PUCV. En los Juegos Panamericanos Junior Asunción 2025 obtuvo oro, plata y bronce, consolidándose como una figura en ascenso dentro del Team Chile. Junto a su hermana Felipa, también destacada remera, forma parte de una generación que ha llevado esta disciplina a un nivel histórico, combinando el rigor del entrenamiento con el desafío de estudiar una carrera exigente. Desde el Centro de Entrenamiento Olímpico de Curauma, Benito organiza cada día entre clases, prácticas y competencias internacionales, siempre con la idea de representar al país y avanzar en su formación profesional.

— Vienes de un logro histórico en los Panamericanos Junior Asunción 2025. ¿Cómo viviste ese momento y qué significado tiene para ti representar a Chile?
Al final, como deportista uno siempre aspira a llegar a la selección nacional. Haberlo logrado y además aportar con medallas en un mega evento como los Juegos Panamericanos de la Juventud es un orgullo enorme. Representar a Chile en un escenario así es algo que nunca se olvida.

— ¿Qué te motivó a elegir Ingeniería Mecánica en la PUCV y cómo ha influido la Escuela en tu formación?
Mi papá estudió Ingeniería Mecánica, así que desde chico estuve muy cerca de este mundo. Al momento de elegir universidad, la PUCV me pareció una excelente opción. La Escuela, además de entregarme lo académico, me ha enseñado mucho sobre planificación y organización, que es clave para lo que hago.

— Compatibilizar deporte de alto rendimiento y estudios no es fácil. ¿Cómo organizas tus tiempos y qué apoyos has encontrado en la PUCV?
Desde que ingresé a la selección nacional he tenido que bajar la carga académica. El primer semestre de este año tuve que congelar porque entre el Sudamericano y las pruebas para conformar el equipo que iría a los Juegos era prácticamente imposible hacer calzar los tiempos. Este segundo semestre me reincorporé, pero tomando menos ramos para compatibilizar entrenamientos y clases. La universidad me ha apoyado principalmente justificando mis inasistencias; por ejemplo, me perdí las primeras tres semanas por los Juegos y pude retomarlo.

— ¿Qué aspectos de la ingeniería te han servido para mirar el deporte de otra manera, y qué aprendizajes del remo aplicas en la carrera?
El remo y la ingeniería me han enseñado disciplina, constancia y la importancia de confiar en los procesos, incluso cuando los resultados no son inmediatos. También he aprendido a trabajar bajo presión y a mantener la concentración en momentos clave, algo que sirve tanto en la sala de clases como en la pista.

— ¿Qué ha sido lo más desafiante y lo más gratificante de ser estudiante-deportista en la PUCV?
Lo más desafiante es manejar los tiempos: entrenar en la mañana, ir a clases ya cansado, volver a entrenar en la tarde y luego estudiar o hacer trabajos en la noche. Lo más gratificante es terminar un semestre con los ramos aprobados y, además, cerrar un gran año deportivo. Esa sensación de que todo el esfuerzo valió la pena es increíble.

— Pensando en el futuro, ¿cuáles son tus metas y qué mensaje te gustaría dejar a otros estudiantes?
Quiero seguir consolidándome en el equipo nacional mientras avanzo lo más rápido posible en la carrera. Ojalá la universidad pueda apoyar todavía más a los deportistas, para que todos tengan la posibilidad de tomar sus estudios con más calma y perseguir sus sueños. Porque realmente, si uno tiene ganas y apoyo detrás, todo se puede.